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Ayudar, mejorar la vida de los demás. Transmitir mi pasión y conocimientos de todo lo que me fascina. Estos son los 2 grandes pilares de mi vida, lo que más me llena y satisfacción me produce. Luchar por llegar a ser la mejor versión de mí mismo, desarrollar al máximo mi potencial, aprender y evolucionar continuamente. Esta es la fuerza que me impulsa cada día. Me ha costado 43 años conjugar todo esto en una profesión y un estilo de vida que me hacen sentir que por fin he llegado, que estoy en el camino correcto. Durante 10 años he pertenecido a uno de los gremios peor vistos: los vendedores. Y, por si eso fuera poco, de seguros. ¿Conoces a alguien que soñara desde pequeño con ser vendedor de seguros? Yo tampoco. Entré en la profesión porque vivía solo, el dinero se acababa y necesitaba un trabajo. Iban a ser solo unos pocos meses. Lo suficiente para ahorrar un poco y seguir buscando un trabajo “normal”. Y entonces descubrí que vender no era una guerra en el que un bando (vendedor o comprador) iba a salir derrotado. En la venta ambas partes pueden salir ganando. Me di cuenta de que me podía ganar la vida haciendo que familiares, amigos y desconocidos consiguieran estar mejor cubiertos ante imprevistos por un precio menor del que estaban pagando. Por eso cuando, a los 2 meses, me ofrecieron un puesto en Barcelona de técnico de formación (a lo que me había dedicado los 5 años anteriores), dije que no. Paul Marsden dijo: “Un negocio consiste en resolver problemas de los demás a cambio de dinero”. Entender eso y adoptar esa mentalidad cambió mi vida. Vender es ayudar. Ayudar, esa es la clave. No soy una persona extrovertida, ni tengo don de gentes, ni tengo labia. No podría vender hielo a un esquimal… soy el peor vendedor tradicional de todo el mundo. Pero si vendo algo en lo que creo, algo que sé que es bueno para mi cliente, que mejorará su vida… soy imparable. Y por eso en mi primer año como vendedor de seguros me clasifiqué como número 1 de toda mi zona para el gran premio anual de la compañía. Hacía 20 años que un novato no cumplía los mínimos para conseguir ese premio, ya no hablemos quedar el primero.